Toda la vida soñando

para que guerreando

caer al suelo y mientras gimiendo,

ver a un joven llorando.

 

¿¡Qué es esto!? Chilla

atado a una silla

rodeado por una camarilla

que observa a más de una milla.

 

A mi lado pasa una mujer fina

blanca como la sal marina

y con mirada de ruina

a mi lado se inclina.

 

Susurrando me dice cansada:

no temas vida templada

no sufras muerte alargada

y no llores más su llegada.

 

Daniel Ferrer Revilla