Toda la vida soñando para que guerreando caer al suelo y mientras gimiendo, ver a un joven llorando.
¿¡Qué es esto!? Chilla atado a una silla rodeado por una camarilla que observa a más de una milla.
A mi lado pasa una mujer fina blanca como la sal marina y con mirada de ruina a mi lado se inclina.
Susurrando me dice cansada: no temas vida templada no sufras muerte alargada y no llores más su llegada.
Daniel Ferrer Revilla
|